Las mujeres tenemos un manual de requisitos a la hora de elegir a un hombre y es cierto que la mayoría de veces terminamos con el que cumple todo pero al revés, o sea con el que menos pensamos. Sin embargo, desde un principio, nos esforzamos para quedar con el mejor aunque al final esos esfuerzos solo se queden en la intención. Pero eso sí, hay unos pecados capitales inviolables que por ningún motivo se deben dejar pasar por alto y acá toda mujer medianamente cuerda debe ser radical, porque hay cierto tipo de comportamientos que pegan en la decepción y rayan con la vergüenza ajena. Vamos a dejar claro, como un manifiesto femenino, el perfil del hombre que ninguna quiere:
Presumido:
Si hiciera una película él sería el director, el protagonista, el libretista, el productor y todo lo necesario para robarse las miradas. Es egocéntrico y generalmente falto de atención, por lo que su triste estrategia se basa en descrestar con sus logros, sus bienes y su billetera, más llena que su cerebro, a mujeres incautas y superficiales que tienen igual o menos neuronas. No suelen tener muchos amigos porque su actitud a duras penas le da para aguantarse a sí mismo.
Mentiroso:
Tienen más imaginación que Walt Disney borracho. Siempre tienen una excusa para todo y es tal la película que se la terminan creyendo ellos y uno no (o no siempre). Tienen o tuvieron una vida oculta que prefieren esconder con mentiras. Son los que después de un tiempo aparecen con otra(s) esposa(s), hijos, deudas, antecedentes judiciales, órdenes de captura. De estos abundan más de lo que se cree y obviamente, como si fuera poco, suelen ser los más perros.
Tacaño:
Este sí que es el hombre que ninguna quiere, decepciona y desinfla. Prefiere llevar la calculadora que la billetera a todos los lugares a donde sale (y eso cuando no se le “olvida”). Todo le parece caro y pide lo más barato. Nunca tiene hambre solo para no invitar, no es detallista, no tiene imaginación, es plano y aburrido. En su cabeza solo hay sumas y restas. Ojo y no estamos diciendo que las mujeres siempre deban ser invitadas.
Celoso:
En un principio da mamera y después de un tiempo susto, pueden ser locos y peligrosos. Les provoca aislar a sus parejas de la sociedad porque se sienten inseguros hasta con su sombra. Piensan que todo el mundo te coquetea, que cualquier notificación del celular es de un amante y que cualquier salida es furtiva. Son tóxicos y destruyen tu vida social.
Mantenido:
El único esfuerzo que hacen en la vida es parpadear. No tienen metas, sueños ni propósito que los mueva. Solo quieren vivir el día a día y aceptan todas las invitaciones así no tengan plata, de cualquier manera se salen con la suya. Es el típico hombre que odian las suegras y con razón, no son buenos para nada, ni siquiera para hacer nada.
Que no hay hombre perfecto eso está más que claro, que cada una elige su propio infierno, también. No elijas un infierno, construye un cielo a tu modo y al de tu pareja. Hay defectos más llevaderos y tolerables, sobre esos son los que hay que trabajar porque de eso se trata una relación. Sobre los pecados capitales que mencionamos el único trabajo que hay que hacer es huir, el amor no debe ser una carga sino un trampolín. El hombre que ninguna quiere es el que resta y el que genera más tristezas que alegría y eso, chicas, no es el amor.